Todo esto ha sabiendas de lo que todos hemos oído mas de alguna vez: “El cumpleaños es de Jesús y no hay porque hacer regalos…” ahora, este frasecita incluye una verdad que intenta justificar para si o para no, para regalar o no regalar; pues si regalo digo: es importante manifestar el cariño, pues en este(a) está Jesús y ha sido una gran persona y que importa gastar si realmente se merece todo; o por el contrario, digo: basta una tarjeta, pues el sentido real es lo que va en el corazón, y ni con todo el oro del mundo podré compensar tanto bien que este(a) ha hecho por mí.
Bueno entonces ¿Qué hacer?...
La navidad en una fecha muy importante, pues recordamos el nacimiento del hijo de Dios, que en un gesto de humildad, se hizo hombre, naciendo en un pesebre rodeado de animales, sin mayores lujos.
Hoy al recordar este hecho, es inevitable imaginar y preguntarse: ¿Dónde nacería hoy Jesús? ¿Cuál sería su pesebre?
La cárcel podría ser un lindo pesebre, pues ha simple vista vemos suciedad, indignidad, menosprecio, necesidad, etc. Quizá Jesús querría nacer en una cárcel; o quizá nacería en urgencia de algún hospital, ahí encuentra dolor, desesperanza, angustia e intranquilidad, sería una buena posibilidad; otro pesebre podría ser los lugares en guerra, ahí Jesús encontraría desolación, impotencia, injusticia, venganza, tortura, etc. Son muchos los pesebres que podemos encontrar para Jesús, pero ¿Cual es el mejor para esta navidad?
Vemos que Jesús no buscó lujo, ni comodidades, por el contrario, busco la sencillez de una pesebrera donde duermen los animales. Ahí los animales comen, hacen sus necesidades, beben agua, etc. Además es un lugar oscuro, sucio, mal oliente que en definitiva, no es para tomarse un café y esperar el atardecer. Ese es el escenario que Jesús busca y ¿saben para que…? Para regalarse a la humanidad, se regala por completo hasta la muerte. Nada menos que el hijo de Dios.
Entonces hay dos cosas muy importantes que rescatar: el pesebre de Jesús y el regalo que nos dio. El pesebre que podemos ofrecer cada uno de nosotros a Jesús, puede ser nuestro propio corazón, pues en él, muchas veces encontramos desolación, oscuridad, desesperanza, suciedad, injusticia y tantas otras necesidades, que sin duda, Jesús quiere iluminar con su presencia, quiere habitar y transformar. Jesús quiere nacer en nuestro corazón y solo debemos, con humildad, ofrecérselo.
Y por otra parte, el regalo maravilloso que nos hace el Señor: su propio hijo y por completo. Jesús no se reservó nada para si, se regalo por completo y aunque no supimos valorarle, se sigue entregando en el silencio cotidiano, en una canción de amor, en el dolor injusto del pobre y de tantas otras maneras; es por eso, que ya no debemos preguntarnos ¿Qué podemos regalar? Pues simplemente regalémonos a nosotros mismos, regalémonos nuestro tiempo, nuestro cariño, nuestro amor, nuestra oración, regalémonos hasta dar la vida, pues ya hemos recibido un regalo imposible de superar: la resurrección y hoy vivimos la esperanza de saber que como Cristo nació y resucitó, también nosotros resucitaremos. Esa es la linda espera, recordando el nacimiento de Jesús en el pesebre, que puede ser mi corazón y el de toda la humanidad, y poder regalarnos por completo a todos en todo.
Feliz Navidad.
Mauricio Valdivia Gallardo
